27 de julio de 2008

El muro de Berlin y la Guerra Fría


A principios de la década de los 60, la guerra fría alcanzó un alto grado de tensión y las dos Alemanias fueron el escenario donde EE.UU. y la URSS parecían querer dirimir sus diferencias. En ese clima de crispación ideológica, en el que el espionaje de uno y otro bando encarecía las relaciones internacionales, miles de ciudadanos germano-orientales huían hacia la Alemania Occidental.

La escalada de tensión en Berlín, situada en territorio dominado por el ejército rojo y dividida en sectores administrados por potencias occidentales (EE.UU., Gran Bretaña y Francia por un lado y la URSS por el otro), se debió, entre otras causas, a las elecciones llevadas a cabo en ella y a la introducción de una nueva moneda en Alemania occidental. La URSS no aceptó la introducción del marco occidental en el país y prohibió su circulación en Berlín alegando que conculcaba los acuerdos firmados.

El contraste de los niveles de vida en uno y otro lado se hizo evidente y ello contribuyó a fomentar la fuga constante de ciudadanos alemanes al sector Oeste.

El muro de Berlín, junto al cual perecieron decenas de alemanes, se erigió en un trágico símbolo de la guerra fría.


Cuando el 9 de Noviembre de 1989 se abrieron las compuertas del muro berlinés, los alemanes en el Este y en occidente fueron presa de un gran júbilo.


En 1990 se hizo efectiva la unidad estatal de Alemania, y la RDA dejó de existir. Ese mismo año bajo el imperio de la unidad y la libertad, el pueblo alemán eligió por primera vez conjuntamente un Parlamento Federal alemán.


La caida del muro de Berlin

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